Intentos literarios
 
Selección-Combinación

La efectividad de la palabra “tranquilidad” –y de sus muchos conjugados– dentro de las discusiones cotidianas es, exagerando, escasa. Técnicamente, su función es la de apaciguar los ánimos, desalentar los tonos elevados y, en teoría, permitir llegar a conclusiones constructivas. Sin embargo, para la infortuna de los discutidos, suele provocar reacciones completamente opuestas a las que debería. Tanto, que apenas es mencionada, apenas siquiera la sílaba “tran” comienza a escaparse entre los dientes, se cierra la discusión. El discutidor, si es astuto, se aferra a la palabra, y no la suelta hasta lograr que el discutido salga de su casa masticando su arrepentimiento. Su mención es, en definitiva, el punto de inflexión a favor del discutidor. Ejemplo al azar:

— Bueno... pero... bueno, che, tampoco es para tanto, no exageremos –dijo, creyendo que aún podía salvarse, despeinado, saltando en una de sus piernas e intentando volver a ponerse el pantalón– ¡Ella no significa nada!

— ¿Que no es para tanto? ¿Que no significa nada? ¿Te encuentro acostado con esta rubia teñida y tenés el valor para atajarte? ¿No te da vergüenza? ¡Dios sabe qué tenés en la cabeza! –gritaba, agitando los brazos. No había forma posible de calmarla.

— Bueno... amor... tranq...

Hubo un silencio. Él palideció, entendiendo, interrumpiendo su error; ella abrió los ojos, tomó carrera, y dijo:

— ¡Tranquilizate! ¡Ibas a decir tranquilizate! ¡Tenés las pelotas para mandarme a que me tranquilice! ¡Andate ya de mi casa! Y vos, asquerosa, ¡andate con él! ¡Ni me mires!

El ruido de la puerta retumbó en todo el edificio y despertó, una vez más, al perro del portero.

No importa la aparente calma del contexto, ni la suavidad del tono, ni las buenas intenciones del discutido. Nunca funciona.

 
Comments:
Hola, Agustín

La hipótesis que aquí se plantea es perfectamente creíble. El ejemplo, de antología. Ni siquiera la presencia de la rubia oxigenada puede llegar a resultar tan desvastador para él, que el error magnífico que comente él, al intentar el "tranq". En ese instante, está perdido.Por supuesto, estos errores los cometen, preferentemente, los hombres...
Sin lugar a dudas, se podrían formular hipótesis similares con el uso de otras palabras.
Me gustó: el tono académico inicial, un diálogo desopilante, y luego esa línea final, que extiende "la teoría" más allá del ejemplo.

Me reí muy mucho con la situación.

Y me encantó lo del perro. Detalle bien pensado, de seguro.

Como siempre, un gusto
Sandy
 
Es cierto, parece increible el poder de una palabra que transmite paz para causar justo lo contrario...
 
Estoy tan infinitamente de acuerdo con lo que acabas de escribir! Yo odiraríoa que me dijeran eso.
Hey, hay una cosa que me carga de todos ustedes...digo ustedes metiendo a eme y a sierra...por que tienen que ser tan técnicos para dar sus opiniones sobre los escritos ajenos? no es suficiente solo disfrutar? Es tan necesario dar una visión ´crítica? o te gusta eso? están en un grupo de literatura o algo asi?
Cariños, Isi.
 




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Agustín Capeletto
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